Los que seguís de forma habitual este blog ya sabréis que una de sus principales líneas argumentales consiste en descubrir los paisajes del pasado a través de las pistas que encontramos en los paisajes actuales. Y eso es exactamente lo que vamos a hacer hoy. Durante el pasado otoño visite en varias ocasiones un afloramiento del Cretácico superior en Cortes de Pallás. Un análisis detallado del lugar nos ofrece tal cantidad de indicios concurrentes que es fácil reconstruir los rasgos principales del medio en el que se depositaron las rocas que observamos hoy.
(Por cierto, podéis leer el episodio anterior de esta serie, sobre el Cretácico inferior en Cortes de Pallás aquí.)
Para llegar a él no tenemos más que seguir el sendero local que conduce desde la localidad hasta la Muela de Cortes por el subidor de Huesca. Hemos de desviarnos al llegar al manantial de San Vicente y desde aquí seguir el cauce seco del arroyo, más precisamente el brazo que sale a mano derecha según remontamos el lecho de grava.
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Mapa de situación. El norte está arriba. Imagen: Google Earth |
El afloramiento corresponde al Cenomaniense superior (hace aproximadamente 95 m.a.) Por su posición estratigráfica y las litofacies presentes diría que nos encontramos ante la formación Dolomías tableadas de Villa de Ves, si bien hay cierta dificultad para distinguir en esta zona esta formación de otras como la Fm. Alatoz, Fm. Margas de Casas de Medina o la Fm. Ciudad Encantada. En su momento este hecho motivo que se propusiese la Fm. Dolomías de Cortes de Pallás integrando las anteriores como miembros, propuesta que no ha hecho fortuna por ciertas consideraciones que no vienen al caso (con la desilusión consiguiente por mi parte ya que ¿a quién no le gusta que su pueblo dé nombre a una formación geológica?)
El caso es que si nos fijamos con atención en las paredes del cañón excavado por el arroyo y en los puntos donde los estratos más duros sobresalen del cauce nos llamará la atención, en primer lugar, la forma en que éstos se disponen en bancos muy regulares.
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Margas dolomíticas amarillentas en bancos decimétricos |
Litológicamente se trata de una alternancia de dolomías y margas, estas últimas con contenidos variables de arcilla y carbonatos, principalmente de magnesio (margas dolomíticas). También es fácil descubrir cierto carácter cíclico en estos estratos, con alternancias de margas dolomíticas laminadas y margas con cierto contenido de carbonato cálcico (observado por la efervescencia al HCl) y una manifiesta porosidad. Las dolomías laminadas son beiges y amarillentas, muestran un aspecto moteado característico y son muy físiles (es decir, se rompen por planos paralelos). No observé fósiles en ellas pero sí gran abundancia de huecos centimétricos rellenos de esparita. Por contra, las margas porosas son muy blancas y deleznables y contienen cierta cantidad de pequeños gasterópodos, tanto moldes internos como externos.
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Aspecto masivo de las margas porosas |
Una buena pregunta, a priori, es la siguiente: ¿por la que la laminación de las dolomías amarillentas no fue destruida por la acción de los organismos que vivían en y sobre el sustrato? Una laminación tan fina podría sugerir un medio hostil para la vida, quizá pobre en oxígeno. Pero esto no es compatible con el color amarillento o beige que exhiben las rocas. Quizá se trataba de un medio muy salino. Pero sigamos recopilando pruebas.
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Aspecto en muestra de mano de las margas porosas |
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Molde interno de gasterópodo a través de la lupa x10 |
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Impresión de la concha de otro pequeño gasterópodo x10 |
Un poco más adelante el cañón se ensancha bastante. La causa es evidente. Un estrato arcilloso en la base del acantilado ha sido atacado preferentemente por el agua del barranco a causa de su menor resistencia. Con el tiempo esta base se va socavando y descalza los niveles superiores, de forma que de tanto en tanto se desprenden grandes bloques. Este proceso es el responsable de la anchura del cauce en este punto.
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Aspecto general del afloramiento en la zona donde se ensancha el cañón |
Como veis, la estratificación es muy clara, en planos decimétricos. Litológicamente encontramos los mismos materiales: dolomías, margas dolomíticas y, especialmente, el nivel arcilloso de la base de la pared. Al pie se observan unas dolomías amarillentas con laminación irregular, no asociable a estructuras tractivas (de corriente), sino que más probablemente tienen su origen en tapices de algas. Observad también las geodas con cristales de esparita a la derecha de la cabeza del martillo.
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Laminación irregular (muy evidente tras el mango)
y geoda esparítica (una a cada lado de la cabeza) |
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Detalle de la laminación. Observad también los epirrelieves convexos
en el plano donde se apoya la moneda. Muy probablemente
se deben a la acción de seres vivos (icnofósiles) |
A partir de aquí hay una alternacia de dolomías, algunas más porosas, otras masivas, otras laminadas. Las señales de bioturbación son ubicuas. Las margas porosas blancas contienen abundantes moluscos bivalvos. Vayamos por pasos:
Primero, el estrato arcilloso. Fijaos bien en él: muestra un aspecto noduloso y está salpicado de manchas parduzcas que le confieren una apariencia jaspeada. Un análisis detallado nos permite ver que ese aspecto se debe a la acción de los animales que vivían en el sustrato, removiéndolo para alimentarse (formando nódulos) y excavando galerías. Dado el pequeño tamaño de grano de la arcilla ésta sufre una extensiva compactación durante el enterramiento, lo que hace que las galerías queden reducidas a 'cintas', origen de las manchas parduzcas.
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Detalle del nivel arcilloso. Fijaos en en aspecto noduloso
y jaspeado característico
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Detalle de la red de galerías que ha quedado al descubierto
en el interior del estrato arcilloso |
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Otro detalle de la red de galerías, esta vez en el límite entre
dos estratos. Corresponden al icnogénero Thalassinoides isp. |
Es muy característico un nivel donde la red de galerías constituye una auténtica capa continua muy fácil de seguir.
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Detalle de los bancos más masivos. El nivel continuo de galerías
es claramente identificable |
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Detalle del nivel de galerías. por encima el aspecto se vuelve masivo |
Los cambios litológicos son muy marcados, detectándose superficies erosivas, costras ferruginosas de poco espesor y capas de limos y arcillas calcáreas entre bancos dolomíticos.
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Contacto entre un nivel de margas porosas con abundantes bioclastos (abajo)
y un nivel superior con una fina laminación evidenciada por su color ocre |
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Moldes de moluscos bivalvos en un bloque margoso. Observad la superficie
ferruginosa sobre la moneda |
La bioturbación está muy extendida y presenta múltiples caras. En ocasiones un aspecto caótico en el que no es posible distinguir icnofósiles individuales. En otras, en cambio, tenemos la oportunidad de analizar con todo lujo de detalles una estructura. Comparad las dos imágenes siguientes. En la primera, en un bloque de la ya conocida marga porosa, es evidente el elevado grado de bioturbación y su aspecto abigarrado.
En la segunda, en cambio, tenemos la oportunidad de ver en detalle las galerías de Thalassinoides isp. Están elaboradas por decápodos (gambas, para entendernos) que los emplean como vivienda. Fijaos en las ramificaciones, los ensanchamientos en las bifurcaciones y, sobre todo, en el tamaño, mucho mayor que en las red de galerías que vimos mucho mayor, y que evidentemente está directamente relacionado con el tamaño del animal.
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Thalassionides isp. |
Pero como os digo, este lugar está lleno de pistas. En la cara inferior de un estrato se encuentran restos de vegetación limonitizados.
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Restos de plantas |
Pero la mayor sorpresa aún está por llegar. Indagando entre los bloques masivos desprendidos de los niveles superiores puede verse algo que recuerda a las grietas de desecación, pero no lo son. Al analizarlos con detalle es evidente que se trata de la impresión dejada por esas grietas en un plano que, en un momento, estuvo en contacto con ellas. Fijaos bien:
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Molde positivo de un sistema de grietas de desecación |
A la vista de esto no hay más que buscar para dar con con ellas. La siguiente imagen muestra una sección completa por encima de las arcillas nodulosas: las margas porosas, el nivel de thalassinoides, los niveles de dolomías masivas y, arriba del todo, el estrato con las grietas de desecación.
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Sección coronada por las grietas de retracción |
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Y un detalle. Más arriba se intuye otro tramo carbonatado |
Me encantan las grietas de retracción fósiles. Es difícil encontrar un indicador paleoambiental más claro. Constituyen la prueba de exposición al medio subaéreo definitiva.
Remontando un poco más el cauce para examinar los materiales por encima de las grietas volvemos a encontrar bancos dolomíticos y nuestra conocida laminación algal, aunque en este caso se aprecia algo más, unas marcas verticales que podrían corresponder a marcas de raíces o galerías de excavación. Observad en esta imagen como las láminas se disponen adaptándose a la superficie erosiva basal.
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Laminación de algas |
A la vista de todo lo anterior ya nos es posible hacernos una idea del paisaje, combinando nuestros hallazgos con lo que se conoce de Iberia en este periodo. En aquel entonces lo que sería Cortes de Pallás se encontraba en la orilla del mar de Thetys, un mar somero y cálido del cual nuestro Mediterráneo constituye no más que un vestigio. ¿Qué habríamos visto de haber estado allí en aquel tiempo? Pues amplias llanuras mareales en las cuales se desarrollaban tapices de algas. Se trataba de un medio poco energético que permitía la deposición de materiales finos, arcillas y limos. Por cierto, los grandes huecos con esparita son un indicador de condiciones intermareales. Habría zonas que quedarían aisladas de mar abierto, adquiriendo un carácter lacustre o de marisma (en mi opinión, y con los medios disponibles, la caliza porosa con gasterópodos se corresponde a este ambiente). La exposición a la atmósfera da lugar a las grietas de retracción y origina las superficies erosivas ferruginitizadas. Las zonas submareales se corresponden con los niveles masivos.
Es interesante comparar este ambiente marino somero y poco energético con el existente en el Cenomaniense inferior y el Albiense (véase
'El Cretácico inferior en Cortes de Pallás', en este mismo blog). En aquel entonces la costa estaba sometida a un régimen más energético y de mayor profundidad, con presencia de barras submarinas. En el continente las cosas también eran diferentes, con una mayor erosión y aporte siliciclástico a la costa.
No deja de ser apasionante pensar que en un día lejano de hace 95 millones de años el barro se estaba secando al Sol, agrietándose, muy cerca del mar. Y quizá no lejos de allí algunos dinosaurios buscaban su alimento en la costa, entre las algas y los animalitos dejados atrás por la marea baja.
Lee más sobre el Cretácico superior de Cortes de Pallás en el siguiente artículo de la serie.