[Esta es la tercera entrega de la serie acerca de la geología de Ordesa y Monte Perdido. Los artículos anteriores pueden consultarse aquí (primera entrega) y aquí (segunda entrega)]
En la anterior entrega dejamos nuestro recorrido en la Cola de Caballo, la espectacular cascada que se encuentra al final del valle de Ordesa. No tuvimos, sin embargo, ocasión de entretenernos a admirarla. El tiempo apremiaba y nos daba miedo que se nos hiciese de noche antes de llegar al refugio de Góriz. En esa misma entrega hicimos una breve introducción al contexto geológico, por lo que es recomendable echarle un vistazo antes de continuar.
Como ya dije, mi compañero de expedición, Manolo Benet, afirmó durante el ascenso que observaba que 'mi interés por la geología era inversamente proporcional a mi cansancio'. Por esta razón, voy a hacer una pequeña trampa. Las fotografías que ilustrarán nuestro relato las tomé en su mayor parte durante el descenso, dos días después. Sin embargo, las colocaremos en orden inverso, de modo que reproducirán la secuencia que se encuentra durante el ascenso a Góriz.
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Detalle de un panel en el valle indicando las principales referencias geográficas |
Habíamos llegado hasta aquí siguiendo la Faja de Pelay, sobre la Fm. Areniscas de Marboré, sedimentos marinos del Cretácico superior. Sin embargo, echando la mirada hacia arriba, es evidente un cambio litológico anticipado por el contraste entre el color parduzco de la Fm. Marboré y el blanco de los escarpes superiores. Recordemos que mientras ascendemos por el valle estamos viajando hacia el futuro, atravesando formaciones cada vez más jóvenes.
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La Fm. Marboré en la base y, arriba, las calizas de pátina blanca terciarias |
Entre las areniscas de Marboré y las calizas de pátina blanca aparece un nivel dolomítico que representa la base del Terciario en la zona. Estas dolomías, grises, bien estratificadas en bancos, indican un cambio en las condiciones de sedimentación, pasando de medios costeros energéticos con importante aporte detrítico a otros resguardados, más tranquilos.
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Aspecto tableado característico de las dolomías de la base del Terciario |
Las dolomías no muestran fósiles ni ninguna estructura que pueda ser observada a simple vista. Al menos yo no encontré nada.
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Detalle de las dolomías |
Las dolomías son seguidas por el potente resalto producido por las Calizas de pátina blanca. Estas calizas micríticas tienen un aspecto masivo y un color blanco notable, si bien hacia la mitad encontramos un tramo de arenisca calcárea con estratificación cruzada (¿quizá una barra submareal?)
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Calizas de pátina blanca en su tramos basal, masivo |
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Barras con estratificación cruzada intercalada en los tramos masivos |
Hacia la mitad superior es posible distinguir algunos detalles que evidencian un incremento de energía en el medio, como estructuras de corriente (laminación y estratificación cruzada). Aquí las calizas se vuelven arenosas y adquieren un color más oscuro.
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Calizas arenosas con laminación y estratificación cruzada (click para ampliar) |
Al llegar a este punto el sendero alcanza un rellano, una zona de menor pendiente propiciada por la litología. Se trata de la base de las Calizas de las paredes altas, constituida por un nivel margoso cuya edad ya es Eoceno (es el primer nivel en el que aparecen nummulites). Al fondo destaca la silueta imponente del Cilindro de Marboré.
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Pradera formada a favor del nivel margoso de la base del Eoceno, más deleznable. Al fondo, el Cilindro de Marboré. El resalto que se aprecia en primer término está formado por una intercalación de calizas y microconglomerados cuacíticos (explicación en el texto) |
Es un buen momento para echar la vista atrás.
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El valle de Ordesa desde lo alto de Soaso. El río Arazas serpentea por el fondo del valle glaciar |
La acumulación de foramíniferos es tal que alguna rocas parecen estar compuestas en exclusiva por ellos. Imaginad la abundancia de estas criaturas en el mar Eoceno.
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Nivel margoso cuajado de foraminíferos junto a una señal del GR-10 |
Sobre las margas continúa un nivel calizo muy interesante. En primer lugar, es posible observar algunos bloques con nummulites.
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Bloque con nummulites |
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Detalle de una muestra de mano caliza cuajada de esqueletos de nummulites. La anchura de la vista es de unos 5 cm |
En segundo lugar, porque un poco más arriba vemos que esta caliza posee abundantísimas intercalaciones de niveles de areniscas formadas por granos de cuarzo muy bien rodados, en algunos casos formando microconglomerados. Muestran de forma muy evidente multitud de estructuras tractivas, como ripples, estratificaciones cruzadas de surco y planas, etc. Dentro del conjunto de materiales marinos someros que hemos visto hasta ahora, parece que podría tratarse del entorno de menor profundidad encontrado hasta ahora, con la formación de barras submareales y desarrollo de canales (
interpretación de L.Mª Ríos Aragüés). Lo que es evidente es que la costa está muy cerca, ya que es de allí de donde provienen los guijarrillos cuarzosos. Y que algo está cambiando, de forma que tales sedimentos están siendo producidos por erosión de otros materiales tierra adentro. En cualquier caso, son unas estructuras irresistiblemente bellas. Hubiese pasado horas fotografiándolas. Sin ánimo de aburrir, aquí van unas cuantas muestras.
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Detalle de ripples de corriente |
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Varios sets con superficies de reactivación |
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Estratificación cruzada de surco |
Como he dicho, los bancos de caliza grisacea alternan con los niveles microconglomeráticos. Los primeros están afectados por un importante proceso de karstificación, lo que confiere al conjunto un aspecto ruiniforme, incluso lajoso.
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Aspecto ruiniforme del conjunto |
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Detalle de marcas de disolución |
Es sobre esta formación sobre la que se asienta el refugio de Góriz. Conseguimos llegar y montar la tienda justo antes del anochecer. Al fin habíamos completado la primera etapa.
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Nuestra tienda delante del refugio de Góriz, en el atardecer del primer día. Fotografía de Manolo Benet |
Al día siguiente, tras descender del Perdido, dediqué la tarde a recorrer los alrededores del Refugio, en particular siguiendo el sendero que desde Góriz se dirige a la Faja de las Olas. Aquí descubrimos el carácter del techo de las Calizas de las cornisas altas, pues es de aquí de dónde provienen los nódulos de sílex que ya encontramos en la Faja de Pelay. Justo a la altura del refugio se produce la transición entre los microconglomerados y las calizas nodulosas. En este lugar podemos ver cual es el origen del silicio que forma los nódulos. De forma general, éste procede de material esquelético de organismos silíceos (radiolarios, ciertas algas). Entre estos organismos también se encuentran ciertas esponjas. Pues bien, algunas de estas esponjas retuvieron su forma al cristalizar el silicio como relleno de los moldes que dejaron tras quedar sepultadas en el sedimento. Son perfectamente reconocibles.
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Calizas nodulosas |
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Conjunto de esponjas |
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Detalle de algunas esponjas |
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Otro detalle. En este caso, de forma cónica |
La presencia de estos nódulos nos dice que el mar era, probablemente, más frío y profundo. En esas condiciones se favorece la precipitación de silicio frente al carbonato cálcico empleado por un mayor número de organismos. Durante el Eoceno ha comenzado un cambio de mayor entidad, en particular un incremento de profundidad, al contrario de lo visto hasta ahora.
Desde nuestra posición actual podemos disfrutar de una vista completa de las paredes del valle, incluyendo los niveles superiores, ocultos hasta ahora. Ala derecha, por encima del último farallón rocoso y con una expresión morfológica más suave vemos las calizas de las paredes altas, que acabamos de estudiar. Y arriba del todo, con un color más oscuro, afloran materiales turbidíticos en facies flysch: su origen está en las avalanchas submarinas que se produjeron en una cuenca marina cada vez más profunda a la que llegaban materiales procedentes de la erosión de unos Pirineos que comenzaban a levantarse. La colisión continental había comenzado.
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El valle de Ordesa desde Góriz. A la izquierda, la sierra de las Cutas. A la derecha, culminando el relieve, los materiales en facies flysch |
La facies flysch son muy características. Están compuestas por una alternancia ordenada de sedimentos que refleja el orden de deposición conforme el el flujo pierde energía y su carga de materiales. Ya tuvimos ocasión de analizarlas
aquí (artículo sobre geología urbana en Dublín) y
aquí (artículo sobre la geología de Calpe).
En nuestro viaje hasta Torla ya tuvimos ocasión de ver esta secuencia rítmica desde la carretera, por ejemplo, en las inmediaciones de Broto.
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Materiales turbidíticos aflorantes en una ladera en las inmediaciones de Broto |
Y con este cambio en ciernes terminamos esta tercera etapa. El siguiente día será el del ascenso a Monte Perdido. Mucha geología nos aguarda todavía.
(Si este artículo te ha resultado interesante, considera la posibilidad de compartirlo)
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