domingo, 20 de abril de 2014

De islas y volcanes: La Isleta (Las Palmas de Gran Canaria)

No puede decirse que esté muy habituado a caminar por terrenos volcánicos. No son muy abundantes de dónde yo vengo (aunque no todo el mundo tiene un cráter extinto a 10 km de su pueblo). Y si unimos eso al indudable encanto de las islas, la combinación de ambos factores tiene el éxito garantizado.

Es posible imaginar mi estado de ánimo cuando el trabajo me llevó, en dos ocasiones, a las Islas Canarias entre diciembre de 2013 y enero de 2014. Estas visitas forman parte de mi periplo por España que en cuestión de meses me ha llevado desde Galicia al Cabo de Gata, entre otros lugares.

Nuestro primer objetivo fue Gran Canaria. La primera vez que pusimos el pie allí, en diciembre, la llegada de un temporal excepcional y la alerta decretada limitó nuestra visita a unas horas y nos obligó a regresar un mes más tarde. Si bien nuestra capacidad de movimiento estaba limitada por los ocasionales ratos libres y la distancia que es posible cubrir a pie, en una isla volcánica uno casi siempre está a un tiro de piedra de algo interesante. Así pues, si bien no pude conocer el interior de la isla, conté con la suerte de estar alojado en la playa de Las Canteras, a un tiro de piedra de otro lugar igualmente interesante: los volcanes de La Isleta y especialmente El Confital.

Pero vamos por partes.

Gran Canaria es el resultado de multitud de eventos volcánicos en los cuales se emitieron los enormes volúmenes de materiales que finalmente, al surgir sobre la superficie del mar, dieron lugar a la isla. Naturalmente, el vulcanismo de la Gran Canaria está relacionado con el del resto del archipiélago, existiendo diversas teorías que tratan de explicar su origen. Se han barajado, básicamente, un par de hipótesis: un origen controlado por una falla asociada a la cordillera del Atlas y, por otra parte, la teoría del punto caliente (Hawaii style). Ninguna de las dos parece explicar por completo las características del vulcanismo canario por lo que sigue el debate. En cualquier caso, Gran Canaria está en mitad del archipiélago y tiene una edad media en relación con el resto. La secuencian de formación fue tal que las islas son más antiguas cuanto más al este se encuentran. El Hierro es, pues, la más joven. Gran Canaria emergió de las aguas hace algo más de 14 millones de años, aproximadamente.

La isla tiene un perímetro aproximadamente circular y es el resultado de tres ciclos de actividad entre los que se sitúan periodos de erosión y deposición de formaciones detríticas. Se denominan en relación a la formación del Roque Nublo, un gran estratovolcán que ocupa en centro de la isla y que da nombre al segundo ciclo. El anterior y el posterior se conocen como pre y post Roque Nublo, respectivamente.

Si nos fijamos en la Gran Canaria, veremos que su silueta posee un saliente en su costa noreste: se trata de la península conocida como La Isleta, resultado de varios periodos de actividad correspondientes al ciclo post-Roque Nublo y que se han prolongado hasta un momento bastante reciente. Tras su emersión, una franja arenosa se desarrolló merced al régimen de corrientes litorales formando el itsmo de Guanarteme, que la une a la isla principal, sobre la que se asienta parte de la ciudad de Las Palmas. En la orilla occidental se extiende la playa de Las Canteras. Merece la pena hacer un par de comentarios antes de entrar en detalles. Según parece, la denominación de La Isleta procede del hecho de que la franja arenosa que constituye el itsmo apenas quedaba emergida durante la marea alta, momentos en los que la península devenía, efectivamente, en isla. El segundo comentario hace referencia al crecimiento de la ciudad de Las Palmas, que ha acabado por ocupar por completo la franja arenosa dejando muy pocos lugares en los que el proceso de su formación pueda estudiarse directamente (básicamente, en zanjas o excavaciones en solares).

Las Palmas satélite
La isla de Gran Canaria. Al norte, la península de La Isleta. Fuente: Google Earth
Siguiendo la playa de Las Canteras hacia el Norte llegamos a una zona de costa elevada conocida como El Arrecife o La Puntilla. Un poco más allá pisamos la propia Isleta y la playa que se existente en su zona occidental. Este lugar se conoce como El Confital.

Ahora que hemos situado el contexto, podemos acercarnos un poco más y echar un vistazo de cerca.

La Isleta
Vista oblicua de La Isleta, el itsmo de Guanarteme y parte de la ciudad de Las Palmas. Fuente: Google Earth
Como podemos verificar y ya adelantamos más arriba, el itsmo que une La Isleta con el resto de Gran Canaria está completamente urbanizado. A su abrigo, en la vertiente oriental, se extiende el Puerto de la Luz.

Puede aprenderse mucho acerca de la formación y evolución de una isla volcánica en este lugar. Demos un paseo a lo largo de la playa de Las Canteras hasta el Confital y veamos qué encontramos.

Una de las cosas que llaman la atención en esta playa es la alineación de rompientes situada a unas decenas de metros de la playa. Se conoce como ‘La barra’ y forma una extensión de agua protegida tan larga casi como la propia playa.

Se trata de los restos de un complejo playero formado hace unos 110.000 años. Tanto en la propia barra como en afloramientos rocosos en la manga de arena o en solares del paseo ahora edificados pueden encontrarse evidencias de distintos subambientes: de bajíos, de lagoon, playa, dunas eólicas, etc. Se trata, pues, de un precursor de la playa que contemplamos ahora, formado en un  periodo interglaciar en el cual el mar tenía una altura similar a la actual.

La Barra
Vista de la playa de Las Canteras. A la izquierda puede apreciarse como rompen las olas en La Barra. En primer témino, en la imagen, parte del afloramiento rocoso en la playa, erosionado en forma de taffoni. Al fondo, La Isleta y los edificios volcánicos de (de izquierda a derecha): La Cruz del Confital, Montaña Colorada, El Faro y El Vigía
Precisamente de estos materiales procede el nombre de la playa. Y es que la calcarenita bioclástica que se encontraba en el istmo se extrajo extensivamente para construir con ella pilas en las que se filtraba, por su porosidad, el agua potable en las viviendas de la ciudad. Este es uno de esos raros lugares donde hay quién se acuerda de la geología y su papel como constructora del paisaje.

Cartel
Cartel situado en la playa de Las Canteras
Avanzamos hacia el norte, hacia las siluetas de los volcanes de La Isleta. Las rocas desaparecen. Hemos de esperar hasta llegar a La Puntilla para que reaparezcan. Pero allí están. El paseo marítimo se eleva ya que debe discurrir sobre una colada de lava basáltica/basanítica que procede de las erupciones que construyeron el volcán del Confital. Estamos viendo, pues, una de las primeras fases eruptivas que dieron lugar al nacimiento de La Isleta. La superficie de la colada presenta un aspecto escoriáceo, típico de las lavas AA.

La Puntilla
Colada basáltica/basanítica en La Puntilla. El aspecto escoriáceo de la superficie corresponde con el de una colada de lava AA
Un poco más adelante vemos algo bastante interesante. La base de esta colada recubre lo que parece una toba formada por fragmentos de roca y vidrio muy alterados. Tiene un color parduzco (¿palagonita?) Los materiales inferiores presentan una clara estratificación subhorizontal en la que alternan capas de mayor granulometría con otras más finas, de aspecto más vidrioso. Podría tratarse de una hialoclastita, lo que delataría que en su origen se ha producido una interacción entre el agua del mar y los piroclastos incandescentes. Por la forma en que se produce el contacto entre el campo de lava y la toba de la base parece claro que la primera está recubriendo un paleorrelieve existente previamente. El contacto es claramente irregular y, en algunos puntos, encontramos que la lava rellena depresiones en la formación de la base.

Toba 1
Superposición de capas en La Puntilla. En la base, la hialoclastita palagonitizada de color parduzco. Por encima, la colada basáltica/basanítica de color oscuro. Esta última parece fosilizar un relieve preexistente

Capas
Contacto entre los dos términos en La Puntilla. La toba hialoclastítica de la base presenta una clara estratificación horizontal

Detalle
Detalle de la toba en la que se aprecian bandas de grano más fino y otras con fragmentos de roca o vidrio de tamaño milimétrico

En algún punto, sin embargo, la horizontalidad de las capas se rompe. Éstas aparecen deformadas hacia arriba, convolucionadas e incluso rotas, da la impresión que a causa del escape de los gases atrapados.

Convolución 2
Disrupción del bandeado ¿quizá a consecuencia del escape de gases?

He revisado la documentación disponible para tratar de establecer a qué episodios en la historia de la formación de La Isleta se corresponden estos materiales. Aparentemente están relacionados con la fase juvenil de crecimiento del edificio del Confital (hace aprox. 1 Ma).

Hay otras estructuras interesantes: cuando miramos hacia La Isleta descubrimos otro punto de gran interés: un pliegue tumbado en la toba. ¿A qué puede deberse? ¿Se trata de un resto de una estructura más compleja, desmantelada casi por completo? ¿Es una estructura original, asociada a la deposición de los piroclastos? ¿Se debe al emplazamiento de la colada de lava, que arrastró los materiales preexistentes? En este último caso, la disposición del pliegue parece sugerir que la colada provino del sur, lo que choca con la idea de que esté asociada a la erupción del Vigía. Quizá se formó al ‘desparramarse’ lateralmente el flujo. ¡Cómo se echa de menos en estos casos un experto en la geología local!

Pliegue
Pliegue tumbado en el centro de la imagen, formado por la toba de base
Desde aquí podemos elegir entre subir a la Cruz del Confital o seguir el camino acondicionado para visitar la playa que se encuentra al pie de éste.

La Cruz del Confital es un edificio del que la erosión ha eliminado todo su flanco occidental. Al pie del mismo se desarrolla la rasa costera del Confital. Se formó en el final de la fase juvenil, hace unos 700.000 años, a la vez que el volcán adyacente de Montaña Colorada.

Cruz del Confital
La rasa del Confital. Por encima el edificio de La Cruz del Confital (o, mejor dicho, la mitad oriental)

Dejaremos la playa para más adelante, ya que hay mucho que ver allí. Tomemos ahora el camino ascendente, a través de las últimas calles del barrio de la Isleta. Al pasar junto al polideportivo Jesús Telo vemos en un talud otra colada basáltica/basanítica. Ésta recubre un nivel erosivo en el que se reconoce la formación de un suelo. A pesar de la similitud con el afloramiento de La Puntilla, aquí los materiales son posteriores. La capa infrayacente no es ya la hialoclastita que vimos en La Puntilla, sino que parece formar parte de las coladas de piroclastos que dieron lugar a la formación del edificio de la Cruz del Confital en la última fase de crecimiento juvenil, hace unos 700.000 años. La colada superior procede de uno de los últimos episodios efusivos en la isla, la erupción de la alineación del Vigía, hace unos 37.000 años. El contacto entre ambos representa, por tanto, cientos de miles de años de erosión.

Polideportivo
Colada lávica procedente de la erupción fisural del Vigía que recubre los materiales preexistentes
Por encima de la colada basáltica encontramos las capas de piroclastos que cierran la fase eruptiva de El Vigía constituyendo os edificios volcánicos que vemos hoy en día. Tienen un color rojizo característico. Se ven muy bien junto a al Cancha deportiva Nueva Isleta.

Piroclastos Nueva Isleta
Capas de lapilli rojizo procedentes de las erupciones del Vigía

Es oportuno ahora revisar el mapa geológico de La Isleta. Podemos ver como los materiales se dividen entre aquellos más antiguos que afloran en la mitad noroccidental (Confital, Montaña Colorada, El Faro) y los más de la mitad suroriental, más modernos. Entre ellos, la alineación del Vigía, resultado de una erupción fisural que dio origen a varios conos de lapilli que se solapan parcialmente.

Geológico La Isleta
Mapa geológico de la Isleta. 1. Cruz del Confital. 2. Montaña Colorada. 3. El Faro. 4. El Vigía. Se ha señalado con una línea la traza aproximada de los conos de tefra de la erupción fisural del Vigía. Es bien evidente la separación entre materiales más antiguos en la mitad noroccidental y los más recientes de la mitad suroriental. Modificado del mapa geológico de España tomado del visor InfoIGME

Proseguimos por la carretera que conduce al barrio de Las Coloradas. Esta vía discurre sobre los laderas de los edificios de La Cruz del Confital y Montaña Colorada y Lomas Coloradas. Se trata de conos de tefra que, por su antigüedad, se encuentran bastante deteriorados. En el camino vemos acumulaciones de piroclastos de dispersión, ceniza y fragmentos de roca muy ligeros arrastrados y repartidos por el viento durante las últimas erupciones.

Piroclastos dispersión
Andrés camina junto a un talud en lapilli de dispersión

En cierto punto hay que salir de la carretera y atravesar el collado que lleva a la cumbre de la Cruz. Pero no resultó trivial. Estábamos a unas horas de que las islas entrasen en alerta roja por el temporal de viento y lluvia, y viento es lo que teníamos. Los últimos metros los recorrimos semiagachados, midiendo bien los pasos. El riesgo de ser arrastrados por el viento y caer por el acantilado era bien real, por lo que al llegar a la cruz que corona el edificio nos abrazamos a ella, por turnos, para echar un vistazo. Y valió la pena, desde luego.

Al mirar hacia el suroeste podemos ver todo el itsmo de Guanarteme, completamente edificado. La playa de las Canteras ocupa su flanco occidental. La estructura emergida de la Barra también es muy visible. A nuestros pies la rasa marina de El Confital.

Guanarteme
El istmo de Guanarteme, la bahía del Confital y La Playa de Las Canteras

En la otra dirección podemos disfrutar de una panorámica del campo de lavas del interior de  La Isleta: la Montaña Colorada, El Faro y la alineación de conos de tefra monogénicos del Vigía.

Volcanes Isleta
Panorámica desde la Cruz del Confital:. De izquierda a derecha: Montaña Colorada, El Faro, El vigía

Ahora que ya estamos familiarizados con el paisaje, vale la pena echar un vistazo a un antiguo mapa de la Isleta. Está extraído de una carta náutica del año 1879. El detalle del trabajo cartográfico es maravilloso y nos permite imaginar como era este lugar cuando fue visitado, entre otros, por el propio Charles Lyell.

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Carta náutica de 1879 del área de Guanarteme y La Isleta. Fuente: Tomado de la wikipedia en las condiciones de licencia expresadas. Autor: Pepelopex


Nota final: Puesto que en Gran Canaria sólo he sido un ave de paso, agradezco la colaboración de aquellos de vosotros conocedores de la geología local para completar y/o corregir las interpretaciones erróneas que pueda haber en el relato.

Referencias:
[1] Mapa geológico de España a escala 1:25.000. 2ª serie. IGME. Hoja 1101 I-II Las Palmas
[2] Guía del Geolodía 2013 en Gran Canaria. Un paseo geológico urbano. Las Palmas de Gran Canaria. Fco. José Pérez Torrado, M. del Carmen Cabrera Santana, Alejandro Rodríguez González, Álex R. Hansen Machín.

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sábado, 5 de abril de 2014

Una visita navideña a la laguna salada de Pétrola

[Este post participa en el VII Carnaval de Geología alojado por  Veritas est in puteo]

En lo que empieza a convertirse en una costumbre, las pasadas navidades también aproveché la mañana del día 24 de diciembre en salir a echar un vistazo a algún lugar de interés en las inmediaciones de Albacete. El año pasado visité el cerro Mompichel (podéis repasar aquí y aquí la descripción de este fantástico lugar). En esta ocasión seguí explorando esta zona y realicé una visita a la laguna salada de Pétrola, que continué recorriendo las inmediaciones de Chinchilla. En este artículo nos centraremos en la primera parte de la visita.

Pétrola es una pequeña localidad situada al sureste de Albacete. El paisaje que la rodea es esencialmente llano, con algunos relieves formados por materiales esencialmente cretácicos que siguen alineaciones béticas. Junto al caserío y al otro lado de la carretera que nos ha traído hasta aquí desde Chinchilla se encuentra la laguna. Ésta posee un importante valor ecológico lo que, además de ciertos atributos específicos, ha servido para que se haya constituido en una reserva natural desde el año 2005.

Además, en este lugar podemos apreciar la estrecha relación existente entre el medio geológico y la vida que éste sustenta, y como uno y otro se modelan y modifican mutuamente.

Cartel reserva
La Laguna salada de Pétrola es un espacio protegido
Pero, ¿qué es lo que tiene de especial? Comencemos por echar un vistazo a la propia laguna.

La Laguna
Vista de la Laguna desde el puesto de observación de aves
La laguna ocupa el centro de una cuenca endorreica de unos 77 km2. Endorreica es una curiosa palabra que significa que las aguas que caen sobre esta zona no encuentran forma de hallar su camino hacia el mar. El agua, pues, sólo tiene dos formas de abandonar la región: una por infiltración en el terreno. La segunda es por evaporación. ¿Qué podemos decir de la primera? Para averiguar por qué el agua no se infiltra en el terreno hemos de analizar la geología del entorno (que, a fin de cuentas, es a lo que hemos venido).

Los materiales de la zona pertenecen al Cretácico. La laguna se encuentra sobre las arenas y arcillas del Cretácico inferior mientras que los cerros testigo que la rodean se han preservado a cuenta de la mayor resistencia de las dolomías que se depositan sobre éstas y que pertenecen ya al Cretácico superior. Y precisamente son estas arcillas las que constituyen el nivel impermeable que impide que el agua se infiltre al terreno.

Geológico Pétrola
Mapa geológico de la zona de la Laguna. Obtenido y modificado del visor InfoIGME
Ya nos encontramos con estos materiales en el cerro Mompichel, dónde pudimos estudiar los distintos subambientes en los que se depositó la formación Utrillas durante el albiense: corrientes fluviales y zonas pantanosas de aguas estancadas, todo ello con un mar muy próximo que de tanto en tanto avanzaba sobre las costa. También ahora podemos ver estos materiales. Sin ir más lejos, antes de llegar al pueblo hay una cantera abandonada (marcada con un círculo en el mapa geológico anterior). Echemos un vistazo.

Cantera
Frente de la cantera, ahora abandonada
 El afloramiento está constituido por arenas de cuarzo caoliníferas que muestran estratificación cruzada y en las que aparecen intercalados niveles microconglomeráticos y costras ferruginosas. También pueden encontrarse restos vegetales carbonizados. A techo se encuentran las dolomías del Cretácico superior (bien visibles en la fotografían anterior) depositadas en un medio marino. La transición se produce a través de unas areniscas amarillentas en contacto erosivo sobre las arenas albienses. Veámoslo más de cerca.

Comencemos por las arenas fluviales.

Estratificación cruzada
Estratificaciones cruzadas en las arenas caoliníferas de la Fm. Utrillas
Veamos ahora un detalle de un nivel con acumulación de guijarrillos de cuarzo que presentan una pátina de óxido rojiza, quizá debida a la exposición a un medio árido.

Pátina ferruginosa
Granos de cuarzo con pátina rojiza y un fragmento vegetal fosilizado
A continuación un detalle del contacto erosivo con las areniscas amarillas, que posiblemente representen el inicio del episodio transgresivo del mar sobre el continente. No pude acercarme a verlo en detalle por encontrarse en lo alto del escarpe, por encima del punto al que me atrevo a trepar apoyándome en las arenas escasamente cementadas del pie del talud. En cualquier caso, esta interpretación es coherente con lo visto en el Mompichel, donde las areniscas amarillentas se corresponden con la Fm. Sácaras, si bien aquí su potencia es muy inferior.

Transición
Transición entre las arenas de Utrillas y la Fm. Sácaras
Las dolomías son rosadas, de textura sacaroidea. Están muy alteradas por lo que no se aprecian estructuras sedimentarias, aunque el origen marino se pone de manifiesto por la existencia de fósiles de lamelibranquios.

Dolomías 2
Dolomías sacaroideas de color rosado

Dolomías
Impresión del exterior de la concha de un lamelibranquio

Molusco
Molde externo de un lamelibranquio encontrado en las dolomías
Desde aquí arriba disfrutamos de una excelente vista de la laguna, con el cerro Mompichel al fondo.

Laguna y Mompichel
La laguna desde lo alto del cerro de la cantera. En el centro de la imagen, al fondo, el Mompichel
También es posible intuir la naturaleza de los materiales impermeables sobre los que se forma. De hecho, al pie de la cantera queda un vestigio de una charca formada durante las reciente lluvias, del cual sólo quedan las arcillas del fondo, cuajadas de grietas de retracción. Sobre ellas podemos ver otro interesante detalle, la película de algas que se desarrolla y da lugar, reteniendo el sedimento, a las famosas ‘laminaciones de algas’.

Laminaciones y grietas
Grietas de retracción y tapiz de algas
Los materiales que hemos estudiado en este afloramiento tienen edad Albiense, perteneciendo a la Fm. Utrillas. Por debajo y en función de la situación geográfica aparecen de nuevo términos detríticos similares a los ya descritos o términos carbonatados. La edad oscila entre Barremiense y Aptiense, y nos encontramos con materiales de transición entre llanuras costeras pantanosas y zonas de mar poco profundo, con un carácter continental en el general más marcado cuanto más al oeste. Estos materiales no afloran con claridad en las inmediaciones de la Laguna. Pero volvamos a ella.

Esta laguna posee un elevado valor ecológico. Por una parte, constituye un punto de atracción para multitud de aves, lo que le vale (junto con el área circundante, la protección como ZEPA). Además, la elevada concentración de sales, que pueden superar los 120.000 mg/l de sulfatos, la sitúan en un puesto único entre las lagunas salobres de la península. Esas especiales condiciones químicas constituyen el hogar de un buen número de seres vivos adaptados a esas duras condiciones.

Cartel 1
Uno de los paneles instalados junto a la laguna
Adicionalmente, y como he comentado, este es un lugar donde la interacción mutua entre la geosfera y la biosfera es muy evidente. La elevada concentración de sulfatos en el agua se debe al contenido de azufre en el subsuelo, en forma de sulfuros. Estos sulfuros se oxidan a sulfatos en presencia de oxígeno. Pero el verdadero punto de interés radica en el origen de los sulfuros. Y es que hace 130 Ma, en el Barremiense, esta zona constituía un terreno pantanoso en el que la materia orgánica no se descomponía sino que se acumulaba en el terreno. A su vez, en esas condiciones de aguas estancadas y sin oxígeno, el azufre se acumulaba en la forma de sulfuros, que ahora dan lugar a los sulfatos. Esta historia está explicada en uno de los excelentes paneles instalados junto al puesto de observación de aves.

Cartel 2
Y otro más
Así pues, las tierras pantanosas del Cretácico inferior contribuyen a la existencia de otros ambientes similares en la actualidad. Y en ellos se depositan materiales que en el futuro podrán dar lugar de nuevo a otros entornos parecidos, si se dan las condiciones necesarias para ello (los sulfatos, por un proceso inverso, se reducen de nuevo sulfuros por la acción de bacterias sulforreductoras en condiciones anaerobias). Esto constituye un ejemplo de lo que Graham Young denominó en su blog ‘adjacent analogues’: una combinación de un ambiente actual junto a materiales depositados en el mismo tipo de ambiente en el pasado.

Laguna 2
Otra vista de la laguna y la vegetación de carrizos que cubre sus orillas
Cuando yo visité la Laguna, a primeras horas de una mañana de invierno en la meseta, hacía mucho frío. En la superficie flotaba una capa de hielo (a pesar de la alta concentración de sales). La escarcha cubría los campos y, en la barrera de madera que delimitaba el camino de acceso al puesto de observación era posible observar este delicado tapiz de agujas de hielo. Creo que se trata de la famosa cencellada, ya que su formación exclusiva sobre uno de los lados (del que proviene el viento) diferencia este meteoro de la escarcha:

Agujas de hielo
Agujas de hielo crecidas a partir de la humedad de la niebla en el lado de barlovento del travesaño. Este meteoro se conoce como cencellada
La de Pétrola no es la única laguna de esta zona, si bien sí es la de mayor tamaño, además de mantener una lámina de agua incluso en la época de estío (según parece por alimentarse de un acuífero existente bajo la misma). De camino de vuelta pasé junto a Horna. Justo antes de la población la carretera discurre entre dos charcas de cierta extensión. Y en una de ellas sí me pareció reconocer (las aves no son lo mío) un par de flamencos vadeando las aguas.

Flamencos
La laguna de Horna. Se distinguen lo que creo que son dos flamencos. Al fondo el omnipresente Mompichel
Junto a Horna la carretera atraviesa también un afloramiento que nos trae el recuerdo de los últimos mares que cubrieron esta zona. Sobre el paisaje destaca una barra calcarenítica que forma un resalte muy destacable.

Barra
Barra marina del Tortoniense
Se formó durante el Tortoniense, hace unos 10 Ma. Entonces constituía un bajío agitado por las olas en el que se acumulaban los restos de las conchas de los innumerables animales que habitaban aquel mar: bivalvos, erizos de mar y balánidos, como esta bellota de mar:

Balánido
Balánido que creció cobre una concha de bivalvo
Desde aquí continué mi camino hacia Chinchilla y el prominente cerro donde se asienta esta población, pero eso ya es otra historia…

Chinchilla
Camino a Chinchilla
Referencias: Origen geológico de los contaminantes (sulfatos) presentes en las aguas subterráneas de la laguna de Pétrola (Albacete, España). Resultados preliminares. J.J. Gómez-Alday et al. Geogaceta nº 35, 2004. Es posible su consulta aquí.



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