En lo que empieza a convertirse en una costumbre, las pasadas navidades también aproveché la mañana del día 24 de diciembre en salir a echar un vistazo a algún lugar de interés en las inmediaciones de Albacete. El año pasado visité el cerro Mompichel (podéis repasar aquí y aquí la descripción de este fantástico lugar). En esta ocasión seguí explorando esta zona y realicé una visita a la laguna salada de Pétrola, que continué recorriendo las inmediaciones de Chinchilla. En este artículo nos centraremos en la primera parte de la visita.
Pétrola es una pequeña localidad situada al sureste de Albacete. El paisaje que la rodea es esencialmente llano, con algunos relieves formados por materiales esencialmente cretácicos que siguen alineaciones béticas. Junto al caserío y al otro lado de la carretera que nos ha traído hasta aquí desde Chinchilla se encuentra la laguna. Ésta posee un importante valor ecológico lo que, además de ciertos atributos específicos, ha servido para que se haya constituido en una reserva natural desde el año 2005.
Además, en este lugar podemos apreciar la estrecha relación existente entre el medio geológico y la vida que éste sustenta, y como uno y otro se modelan y modifican mutuamente.
La Laguna salada de Pétrola es un espacio protegido |
Pero, ¿qué es lo que tiene de especial? Comencemos por echar un vistazo a la propia laguna.
Vista de la Laguna desde el puesto de observación de aves |
Los materiales de la zona pertenecen al Cretácico. La laguna se encuentra sobre las arenas y arcillas del Cretácico inferior mientras que los cerros testigo que la rodean se han preservado a cuenta de la mayor resistencia de las dolomías que se depositan sobre éstas y que pertenecen ya al Cretácico superior. Y precisamente son estas arcillas las que constituyen el nivel impermeable que impide que el agua se infiltre al terreno.
Mapa geológico de la zona de la Laguna. Obtenido y modificado del visor InfoIGME |
Ya nos encontramos con estos materiales en el cerro Mompichel, dónde pudimos estudiar los distintos subambientes en los que se depositó la formación Utrillas durante el albiense: corrientes fluviales y zonas pantanosas de aguas estancadas, todo ello con un mar muy próximo que de tanto en tanto avanzaba sobre las costa. También ahora podemos ver estos materiales. Sin ir más lejos, antes de llegar al pueblo hay una cantera abandonada (marcada con un círculo en el mapa geológico anterior). Echemos un vistazo.
Frente de la cantera, ahora abandonada |
El afloramiento está constituido por arenas de cuarzo caoliníferas que muestran estratificación cruzada y en las que aparecen intercalados niveles microconglomeráticos y costras ferruginosas. También pueden encontrarse restos vegetales carbonizados. A techo se encuentran las dolomías del Cretácico superior (bien visibles en la fotografían anterior) depositadas en un medio marino. La transición se produce a través de unas areniscas amarillentas en contacto erosivo sobre las arenas albienses. Veámoslo más de cerca.
Comencemos por las arenas fluviales.
Estratificaciones cruzadas en las arenas caoliníferas de la Fm. Utrillas |
Veamos ahora un detalle de un nivel con acumulación de guijarrillos de cuarzo que presentan una pátina de óxido rojiza, quizá debida a la exposición a un medio árido.
Granos de cuarzo con pátina rojiza y un fragmento vegetal fosilizado |
A continuación un detalle del contacto erosivo con las areniscas amarillas, que posiblemente representen el inicio del episodio transgresivo del mar sobre el continente. No pude acercarme a verlo en detalle por encontrarse en lo alto del escarpe, por encima del punto al que me atrevo a trepar apoyándome en las arenas escasamente cementadas del pie del talud. En cualquier caso, esta interpretación es coherente con lo visto en el Mompichel, donde las areniscas amarillentas se corresponden con la Fm. Sácaras, si bien aquí su potencia es muy inferior.
Transición entre las arenas de Utrillas y la Fm. Sácaras |
Las dolomías son rosadas, de textura sacaroidea. Están muy alteradas por lo que no se aprecian estructuras sedimentarias, aunque el origen marino se pone de manifiesto por la existencia de fósiles de lamelibranquios.
Dolomías sacaroideas de color rosado |
Impresión del exterior de la concha de un lamelibranquio |
Molde externo de un lamelibranquio encontrado en las dolomías |
Desde aquí arriba disfrutamos de una excelente vista de la laguna, con el cerro Mompichel al fondo.
La laguna desde lo alto del cerro de la cantera. En el centro de la imagen, al fondo, el Mompichel |
También es posible intuir la naturaleza de los materiales impermeables sobre los que se forma. De hecho, al pie de la cantera queda un vestigio de una charca formada durante las reciente lluvias, del cual sólo quedan las arcillas del fondo, cuajadas de grietas de retracción. Sobre ellas podemos ver otro interesante detalle, la película de algas que se desarrolla y da lugar, reteniendo el sedimento, a las famosas ‘laminaciones de algas’.
Grietas de retracción y tapiz de algas |
Los materiales que hemos estudiado en este afloramiento tienen edad Albiense, perteneciendo a la Fm. Utrillas. Por debajo y en función de la situación geográfica aparecen de nuevo términos detríticos similares a los ya descritos o términos carbonatados. La edad oscila entre Barremiense y Aptiense, y nos encontramos con materiales de transición entre llanuras costeras pantanosas y zonas de mar poco profundo, con un carácter continental en el general más marcado cuanto más al oeste. Estos materiales no afloran con claridad en las inmediaciones de la Laguna. Pero volvamos a ella.
Esta laguna posee un elevado valor ecológico. Por una parte, constituye un punto de atracción para multitud de aves, lo que le vale (junto con el área circundante, la protección como ZEPA). Además, la elevada concentración de sales, que pueden superar los 120.000 mg/l de sulfatos, la sitúan en un puesto único entre las lagunas salobres de la península. Esas especiales condiciones químicas constituyen el hogar de un buen número de seres vivos adaptados a esas duras condiciones.
Uno de los paneles instalados junto a la laguna |
Adicionalmente, y como he comentado, este es un lugar donde la interacción mutua entre la geosfera y la biosfera es muy evidente. La elevada concentración de sulfatos en el agua se debe al contenido de azufre en el subsuelo, en forma de sulfuros. Estos sulfuros se oxidan a sulfatos en presencia de oxígeno. Pero el verdadero punto de interés radica en el origen de los sulfuros. Y es que hace 130 Ma, en el Barremiense, esta zona constituía un terreno pantanoso en el que la materia orgánica no se descomponía sino que se acumulaba en el terreno. A su vez, en esas condiciones de aguas estancadas y sin oxígeno, el azufre se acumulaba en la forma de sulfuros, que ahora dan lugar a los sulfatos. Esta historia está explicada en uno de los excelentes paneles instalados junto al puesto de observación de aves.
Y otro más |
Así pues, las tierras pantanosas del Cretácico inferior contribuyen a la existencia de otros ambientes similares en la actualidad. Y en ellos se depositan materiales que en el futuro podrán dar lugar de nuevo a otros entornos parecidos, si se dan las condiciones necesarias para ello (los sulfatos, por un proceso inverso, se reducen de nuevo sulfuros por la acción de bacterias sulforreductoras en condiciones anaerobias). Esto constituye un ejemplo de lo que Graham Young denominó en su blog ‘adjacent analogues’: una combinación de un ambiente actual junto a materiales depositados en el mismo tipo de ambiente en el pasado.
Otra vista de la laguna y la vegetación de carrizos que cubre sus orillas |
Cuando yo visité la Laguna, a primeras horas de una mañana de invierno en la meseta, hacía mucho frío. En la superficie flotaba una capa de hielo (a pesar de la alta concentración de sales). La escarcha cubría los campos y, en la barrera de madera que delimitaba el camino de acceso al puesto de observación era posible observar este delicado tapiz de agujas de hielo. Creo que se trata de la famosa cencellada, ya que su formación exclusiva sobre uno de los lados (del que proviene el viento) diferencia este meteoro de la escarcha:
Agujas de hielo crecidas a partir de la humedad de la niebla en el lado de barlovento del travesaño. Este meteoro se conoce como cencellada |
La de Pétrola no es la única laguna de esta zona, si bien sí es la de mayor tamaño, además de mantener una lámina de agua incluso en la época de estío (según parece por alimentarse de un acuífero existente bajo la misma). De camino de vuelta pasé junto a Horna. Justo antes de la población la carretera discurre entre dos charcas de cierta extensión. Y en una de ellas sí me pareció reconocer (las aves no son lo mío) un par de flamencos vadeando las aguas.
La laguna de Horna. Se distinguen lo que creo que son dos flamencos. Al fondo el omnipresente Mompichel |
Junto a Horna la carretera atraviesa también un afloramiento que nos trae el recuerdo de los últimos mares que cubrieron esta zona. Sobre el paisaje destaca una barra calcarenítica que forma un resalte muy destacable.
Barra marina del Tortoniense |
Se formó durante el Tortoniense, hace unos 10 Ma. Entonces constituía un bajío agitado por las olas en el que se acumulaban los restos de las conchas de los innumerables animales que habitaban aquel mar: bivalvos, erizos de mar y balánidos, como esta bellota de mar:
Balánido que creció cobre una concha de bivalvo |
Desde aquí continué mi camino hacia Chinchilla y el prominente cerro donde se asienta esta población, pero eso ya es otra historia…
Camino a Chinchilla |
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Muy interesante descripción geológica de estos fenomenales espacios. Gracias por ello.
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