Una de las lecciones de la Geología, lección compartida con la Astronomía, es la de descubrir nuestro propio lugar en el Universo. Una lección dura, sin duda, pero que una vez aprendida nos permite entender cuál es nuestro lugar en el espacio y el tiempo y apreciar nuestra relación con el resto de seres que existen y han existido.
Una vez se adquiere la noción del tiempo geológico (o deep time, como dicen los anglosajones) no hay vuelta atrás. Ya nunca se verán las cosas de la misma manera. ¡Lo sabrás cuando califiques algo ocurrido hace 5 millones de años como un suceso reciente!
Al final del proceso sabemos que, después de todo, no somos tan importantes; que el tiempo geológico lo cura todo; que no vamos a durar demasiado en la corteza terrestre y que posiblemente quede poco de nosotros una vez que las líneas de costa en las que tanto nos gusta vivir acaben atrapadas entre dos márgenes convergentes, se incorporen a un nuevo orógeno o subduzcan hacia el manto terrestre.
No obstante, hay alguien para quien los efectos de nuestros actos sí tienen consecuencias inmediatas. Se trata del resto de seres con las que compartimos la Tierra actualmente (humanos o no). Es mi convicción que nuestros actos deben orientarse a causar el mínimo impacto en la naturaleza. Especialmente cuando salimos ahí fuera. Yo, personalmente, procuro seguir el espíritu de un lema bastante popular en el montañismo:
Take nothing but memories, leave nothing but footprints.
Esta cita tiene un origen discutido y se atribuye habitualmente al jefe indio Seattle, que pudo haber existido o no. En cualquier caso, es un buen resumen de cuál debe ser nuestro comportamiento en el campo, especialmente si hay niños con nosotros:
- Respeta los caminos
- Respeta las plantas y animales
- Deja los fósiles en su sitio. No veas lo que ayuda encontrar uno cuando estás perdido en una sucesión estratigráfica, aunque no sea muy bonito
- Llévate tu basura
- Saluda a las personas con que te cruces
- Acércate a la gente del lugar. Valora y respeta su forma de vida
- Comparte lo que sabes y aprende de los demás
- Saca a los niños ahí fuera y enséñales a mirar
- Trata de ver más allá, descubre un mundo en un grano de arena (no, no es mío, es una cita del poeta William Blake)
Y, sobre todo,
¡Usa el martillo con moderación!
Está en nuestra mano ser viajeros responsables en este planeta.
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